Los bancos suben los tipos de interés en Galicia

Elegir una hipoteca nunca es sencillo, pero cambiar las condiciones, menos. La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de subir los tipos de interés para intentar poner freno a una inflación desbocada ha cambiado las reglas de un juego donde los bancos nunca pierden. 

Y así, ante las recientes subidas de un euríbor que amenaza con continuar escalando puestos en los próximos meses, muchas personas con hipotecas de tipo variable están pensando en pasarse al tipo fijo, más conservador, más seguro y con menos riesgo.  Y es aquí cuando surge un mar de preguntas: ¿Es esto posible? ¿Me penalizará la entidad bancaria? ¿Me compensará? ¿Saldré perdiendo? 

En Álvarez Real queremos aportar algo de orden ante tanto caos y disipar todas tus dudas ofreciéndote nuestra ayuda y nuestra experiencia en este tipo de gestiones. Porque si finalmente decides modificar las condiciones o subrogar la hipoteca debes conocer tus derechos y también tus obligaciones. ¿Te interesa? Sigue leyendo 😊

¿Mejor fija o variable? Las tres diferencias:

Desde que el BCE movió ficha y empezó a subir el precio al que los bancos prestan el dinero, las entidades bancarias comenzaron a mejorar las condiciones de sus hipotecas variables y a encarecer las fijas. Pero ¿sabes cuáles son las diferencias esenciales entre ambas? 

Hay tres factores principales que distinguen los préstamos fijos de los variables:

  1. El plazo.
  2. Las previsiones de ingresos.
  3. La capacidad de afrontar una subida rápida de los tipos de interés.
    • En las hipotecas de tipo fijo no hay sobresaltos. Esta modalidad es inmune a las fluctuaciones de los mercados, es decir, la cuota a abonar al banco se mantiene inalterable durante el tiempo que dure el préstamo. Por lo tanto, desde este punto de vista proporciona más tranquilidad. A priori, está pensado para plazos más cortos que en el caso de las hipotecas variables (normalmente no superan los 20 años). El importe de las cuotas, al menos durante los primeros años del préstamo, también son más elevadas.
    • En las hipotecas de tipo variable la tranquilidad no te la garantiza nadie. Este préstamo se establece atendiendo a un índice de referencia (el euríbor es el más habitual) al que se suma un diferencial fijo, que establece cada banco. El plazo de amortización es mayor que en la hipoteca fija (hasta los 40 años) y se revisa cada seis o 12 meses. Además, las cuotas suelen ser más bajas que las de las hipotecas fijas, cuyas mensualidades son más elevadas.

¿Qué debes mirar antes de una subrogación?

Es importante conseguir mejores condiciones en:

  • El plazo de amortización. 
  • Los tipos de interés y, por supuesto, que no te impongan cláusulas abusivas.

¿Cómo me cambio?

Tal y como señalan la mayoría de las entidades bancarias, no hay una única vía para realizar un cambio de tipo variable a fijo o viceversa. Hay tres:

  1. Llegar a un acuerdo con el banco (novación). Si lo consigues y mejoras tus condiciones, enhorabuena. Tal vez sea la mejor opción. Te ahorras gastos de cancelación y mucho papeleo. 
  2. Subrogar el préstamo bancario, lo que implica cambiarlo a otra entidad que acepte tus condiciones o que mejore las de tu entidad bancaria. 
  3. Contratar una nueva hipoteca, lo que te obligará a cancelar tu préstamo actual y a iniciar un nuevo proceso (tasación vivienda, formalizar el cambio en notaría, liquidación del préstamo anterior…).

¿Cuánto me cuesta?

Para esta pregunta no hay una única respuesta. El precio de pasar de una hipoteca variable a fija, que es una petición cada vez más frecuente desde hace unos meses, depende de factores como la cantidad del préstamo solicitado o de si el cambio se realiza con la misma entidad financiera o con otra distinta. En todo caso, por cada 50.000 euros hipotecados el importe oscila entre los 75 y 500 euros, si la opción elegida es cancelar la hipoteca y abrir otra nueva con otro banco.

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